Pareciera que dinero se ha convertido para el hombre moderno en el objetivo supremo. Consciente o inconscientemente, todos necesitamos de él para poder subsistir. Esta potente convención humana ha logrado distorsionar nuestro pensamiento racional, nuestro funcionamiento social e incluso ha llegado a contaminar nuestra alma. Es una pandemia miles de veces mas poderosa, que la que cualquier agente biológico pudiese transmitir. Es una pandemia en nuestra psique, es una pandemia en nuestra alma. Es la Neurosis del dinero.
No sabemos realmente qué es lo que queremos, por lo tanto somos incapaces de identificar un camino para conseguirlo. Vivimos en permanente alerta, en modo supervivencia, motivados por el miedo.
Que no nos falte nada de lo que hemos creído que necesitamos para estar bien, que podamos cumplir con los abrumadores compromisos mensuales, que asumimos, manipulados por el hábil neuro marketing, que nos vendió una idea de felicidad, no vaya y sea suframos de una consecuencia, ética, moral o económica al no lograr cumplirlos.
Apegados a nuestros bienes materiales y a nuestra imagen, pasa la vida implacable entre grises días de angustia y desasosiego, buscando mantener un status quo que se nos ha transmitido generacionalmente y que no se sacia en el centro comercial, ni con el MBA, ni en el trabajo ejecutivo de una reputada compañía multinacional.
Pero hay una voz en nosotros, un susurro casi imperceptible, algo nos llama, nos recuerda que hay algo más, que tiene que haber algo mas. Pequeños detalles que nos sacan por un momento de esta oscura película, y como una flor, la sonrisa de un niño, o un hermoso atardecer. Recordamos nuestra esencia divina. Tenemos derecho a una vida prospera y abundante, tenemos el deber de buscarla, y de alguna forma sabemos, que esa vida esta dentro de nosotros, nuestra alma nos llama.
El dinero es un recurso para algo superior, es un medio para vivir nuestro propósito mayor. Es una nota de agradecimiento por un valor que creamos viviendo una vida motivada por el amor, no por el miedo. Y las finanzas no son otra cosa que una metodología que se aprende para administrarlo. Una metodología racional que nos lleva a tomar decisiones, que al conectarlas a nuestro espíritu nos encaminan en esa ruta de prosperidad y abundancia real.
En este renacimiento de la consciencia que estamos experimentando, tenemos la posibilidad de interiorizar los aprendizajes que la vida nos ha puesto, y decidir como queremos pasar por este plano terrenal: Motivados por el miedo viviendo la neurosis del dinero, o motivados por el amor, creando y transmitiendo valor.
Las finanzas personales, como todo, evoluciona, dejemos de verlas como un simple método racional que busca que tomemos decisiones en la gestión de nuestro dinero para que este crezca. Integremos lo espiritual y lo trascendente a este aspecto humano, hablemos de FINANZAS TRANSPERSONALES, unas finanzas que nos invitan a crear valor a la sociedad, usando el dinero como un medio para vivir nuestro propósito apasionadamente, lograr descubrir eso que realmente queremos, y experimentar una vida tranquila, prospera y abundante.
¡ Atrévete, sigue al conejo blanco !