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¿Dinero o consciencia?... Dinero y consciencia.

Foto del escritor: Didio Pena InfanteDidio Pena Infante



Conozco gente bruta con mucho dinero.


Conozco gente brillante, sin un centavo.


¿Tiene la capacidad intelectual de una persona una relación directa con su capacidad de crear riqueza?


A lo largo de mi vida, he tenido la suerte de conocer las finanzas de muchas personas, lo que me ha dado la posibilidad de ampliar los horizontes de mi propio entendimiento de lo que significa esta convención llamada dinero, que hemos creado para poder manejar nuestras relaciones de intercambio, manejar la materialidad misma de la experiencia humana.


Lo que he visto, lo que he conocido y lo que he vivido en mi propia búsqueda de bienestar económico, me ha llevado a comprensiones que en muchos casos difieren de la realidad que aprendí en la universidad y en los libros. Unas comprensiones duras de digerir y que no quería aceptar, pues parecían ilógicas, no parecían venir de unas deducciones que apelaran a la cordura, y definitivamente no apelaban a la academia. 


Todos conocemos algún atorrante, que haciendo todo lo contrario de lo que nuestra razón y las enseñanzas financieras que hemos recibido, logra conseguir mucho dinero. No es sino dar un sencillo swipe en cualquiera de las redes sociales. Saldrán por lo menos diez millonarios, que alardean de su estilo de vida, claro, de esos seguro ocho lo fingen, pero no deja de sorprender de que dos, realmente lo sean. 


No. No puedo afirmar con total tranquilidad que el camino para hacer dinero es el  estudio de las finanzas, el trabajo incansable, y la construcción de una sabiduría basada en la experiencia. No lo podría afirmar mientras siga viendo tantas pruebas que refutan estos argumentos. Mas aún cuándo en mi propia vida me he dedicado a estudiar finanzas, trabajar duro y buscar “hacer bien” las cosas, y los resultados, a pesar de conseguir dinero, siguen siendo inestables y oscilan en un loop incesante de abundancia y estrechez.


Al principio buscaba cuestionarme: ¿Es acaso suerte, entonces? Pareciera serlo. Claro tiene que ser la suerte, hay personas que nacieron con “estrella” y hay personas que nacieron “estrelladas”, esa era la justificación que mas aliviaba mi incesante necesidad de respuestas y me traía una aparente paz temporal, hasta que aparecía nuevamente la pregunta: ¿Por que hay gente supremamente inteligente, que por más que lo busque no ha logrado constituir un anhelado robusto patrimonio? y lo que es peor ¿Por que hay gente que con muy poco raciocinio lógico ha logrado adquirir riquezas mas allá del promedio “normal”?


Claro, en la diversidad de la humanidad, se encuentran toda suerte de resultados económicos entre las combinaciones de inteligencia - riqueza, y lo lógico es que entre mas conocimiento se tenga de un área específica de la experiencia humana, seguramente más fácil se podrán lograr los resultados que se buscan, pero el simple hecho de que existan personas que con muy poco esfuerzo intelectual hayan llegado a amasar grandes fortunas, no me permitía aceptar estos argumentos como una verdad absoluta. Tenía que haber algo más que no estaba viendo. 


Busqué en los libros, pregunté a maestros, consulté expertos. Pero la respuesta que me dió finalmente la paz, la encontré en dónde menos la estaba buscando, la encontré inesperadamente en el camino de mi propio crecimiento espiritual. Es obvio, era yo quién buscaba ambiciosamente la fórmula de la riqueza material en los libros, y no encontrarla, no vivirla, me restaba paz, enredaba mi mente y me llevaba a vivir en la angustia y el constante cuestionamiento racional: ¿Qué debo hacer para ganar mas dinero?


La comprensión que he tenido y que finalmente cesó mi incansable cuestionamiento, es que lograr experimentar o no, la riqueza económica en esta vida, tiene que ver con la realidad que mi alma necesita vivir para poder avanzar en el camino evolutivo de la consciencia, hacia una paz interna, que es mas valiosa que todo el oro del mundo.


Haga lo que haga, mi alma siempre me pondrá en la situación mas apropiada para poder descubrir eso que hay dentro de mi que me conduzca compasivamente al siguiente paso hacia el destino inevitable, la única abundancia absoluta y real. Un estado de paz interior total.


Lo sé, suena fuera de este mundo… y lo es. 


Permíteme defender mi argumento:


El dinero es un espejo, que refleja despiadadamente la mugre que escondo en lo mas profundo de mi inconsciente. 


Poco dinero me lleva a los infiernos de la desolación, del sentimiento de inferioridad del reclamo y la necesidad de vindicar las circunstancias que me llevaron a esa situación. Poco dinero exalta la envidia que yace muy en el fondo de mi alma, la rabia frente a lo que considero injusto, e incluso me lleva a increpar a Dios y dudar de Él.


Mucho dinero me lleva a los infiernos de la soberbia. Experimentar el poder material absoluto lleva a que me olvide del prójimo, de que sólo busque mi propio bienestar, sentirme mas que los demás y tirarles un pan buscando reforzar el falso servicio que rinde honor al ego. Mucho dinero me lleva a la ceguera del poder y todas sus atrocidades. Mucho dinero me aleja de Dios pues siento que ya no lo necesito. Mucho dinero, inevitablemente me aleja del estado de paz interior total.


El asunto no es de dinero, el asunto es de consciencia. Cuándo aparece la consciencia, puedo ver que mas importante si poco o mucho dinero, es tener la claridad del uso que puedo darle, un uso que me conduzca a ese estado de paz interior total. 


Si me dan a escoger, escogería siempre tener mucho dinero, pero hoy tengo la absoluta claridad de que esa sería la mejor elección si hay consciencia. 


Si no la hay sería una experiencia de dolor y sufrimiento. Si. Tener mucho dinero sin consciencia, lleva en la mayoría de los casos al dolor y al sufrimiento, a la soledad, a la desconfianza en los vínculos, al sentimiento de poco valor personal sostenido por un balance financiero,  entre otros infiernos adicionales que conlleva sobresalir en lo económico en esta sociedad.


El dinero es un maestro, que revela desde la inconsciencia lo mas oscuro de mi en la carencia y en la opulencia, mostrándome, al hacer consciencia, un camino de redención. 


El dinero es un instrumento que desde la consciencia me permite experimentar amorosamente el regalo de la vida y me acerca a Dios y a su Mayor Gloria en la tierra.


No se necesita conocimiento, se necesita consciencia.


Busca primero tu reino interior.














































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