Lograr la libertad financiera es posible, no sólo lo creo, lo vivo y ayudo a mucha gente a que lo haga.
La libertad financiera tan anhelada, ese estado de paz y tranquilidad, donde el dinero no es un asunto que genere preocupación, dónde tenemos todo lo que necesitamos, generamos constantemente valor, y podemos disfrutar de lo que más amamos es posible, no sólo lo creo, lo vivo y ayudo a mucha gente a que lo haga.
Mal se ha entendido que la libertad financiera consiste en tener mucho dinero acumulado y un caudal permanente de ingresos, que no sólo aseguren esa acumulación, sino que la permitan crecer constantemente. Negocios mágicos, formulas secretas descritas en tres pasos, inversiones óptimas #mentemillonaria #ingresopasivo. También se cree que el dinero es esquivo, que es celoso, que se le muestra sólo a los afortunados, que es difícil de conseguir y complicado de manejar.
La verdad es que la angustia que provoca en nosotros la falta de dinero no es otra cosa que una manifestación neurótica de un vacío existencial mayor. El problema nunca ha sido, nunca será el dinero, nuestra situación financiera no es otra cosa que la expresión material de nuestro estado emocional.
Científicamente está demostrado que es la energía la que mueve la materia. Nosotros somos energía, el dinero y lo que podemos conseguir con él es materia. Claramente la actitud con que afrontamos la vida marca una diferencia. No lo son las circunstancias, son las actitudes, y las actitudes están cimentadas en nuestras emociones.
Nos pueden entregar una formula, nos pueden describir paso a paso un negocio que funcionó, nos pueden avisar de una inversión óptima (que no existe), pero el resultado dependerá siempre de la actitud que tengamos, arriesgarnos, atrevernos a ser vulnerables, exponernos, con agallas enfrentar los obstáculos y con ahínco perseverar.
Centrar toda nuestra energía, con el miedo, con la vergüenza, con la duda, con la rabia, con la tristeza, con el disgusto, con asco, sorprendidos, pero centrarla toda. Decidir, decidir de una vez por todas y estar dispuesto a perder lo que se tenga que perder con esta decisión, asumir el costo de oportunidad de irnos por un camino y no por otro, pero una vez adentro de este camino, caminar con paso firme y con la frente en alto, con la determinación de que nos llevará a dónde tenga que llevarnos, ya no será el destino del otro camino, este queda para aquellos quienes lo tomen, para mi, este es mi camino, el mío, lo tomo y acepto totalmente, sin cuestionamientos, con obstinación, con pasión.
Somos producto de nuestras circunstancias, hemos llegado dónde estamos casi sin saberlo, simplemente buscando hacer el menor ruido posible, arriesgándonos poco, hemos aceptado nuestra suerte pusilánimemente y nos quejamos, soñamos, anhelamos, envidiamos, queremos llegar al fin del arcoíris, pero no estamos dispuestos a pagar el precio, mediocremente respiramos.
El Gran Arquitecto nos puso en la cima de la creación, como contrapartida nos puso a prueba y nos ungió con el Libre Albedrío, para que tomemos lo que es nuestro, para que validemos esa posición en la cadena alimenticia, para que con coraje y con creatividad demostremos por que nos eligió. Hoy parece que los humanos nos hemos partido en dos, quienes entendieron el mensaje, y ejercen asumiendo su responsabilidad ese Libre Albedrío y quienes neuróticamente con miedo a la vida, decidieron cedérselo a los primeros.
Los primeros hombres, entendieron la incertidumbre, humildemente comprendieron que era poco lo que podían controlar, con creatividad hicieron mas fáciles sus días, pero con la claridad de la impermanencia de las cosas, lo que lograron controlar hoy, tal vez no funcione mañana, y la lucha sigue, todos los días. ¿Qué es la vida sino luchar? ¿Qué es vivir sino exponerse día tras día? Nosotros en nuestra inmensa soberbia creemos que podemos estandarizar, creemos que podemos estabilizar y controlar las fuerzas del espíritu, que podemos agarrarle la cola a nuestro destino y hacer lo que queramos. Que lejos estamos de comprender que la única verdad es el cambio, es el aprendizaje constante y la capacidad adaptativa que es la verdadera Libertad Financiera.
Empoderarnos humildemente y confiar en que somos meros instrumentos mediante los cuales fuerzas superiores actúan, y nos permiten experimentar nuestro paso por este planeta. Que somos instrumentos de creación y generación de valor, que debemos poner al servicio de los demás para así lograr capitalizar con una comprensión mayor el sentido de nuestra vida.
La verdadera Libertad Financiera, radica en librarnos de la neurosis del dinero y de lo material, y decidir asumiendo todas las consecuencias de esa decisión, caminar un camino propio de creación y transmisión de valor, enfocando toda nuestra energía, para así poder, independientemente de las circunstancias, siempre generar valor. Si tenemos la capacidad de generar valor sin importar las circunstancias, podremos tener todo lo que necesitamos y disfrutar profundamente de todo lo que amamos, eso es de paso, para mí, la verdadera abundancia.
Mi experiencia me ha llevado a creer firmemente, que si hacemos esto, inevitablemente el dinero siempre llegará como una muestra de agradecimiento, como una prueba de que nuestra energía mueve materia. Libertad financiera para mí, es liberarse de la neurosis que genera el dinero y empoderar el concepto de generación de valor, a pesar de la incertidumbre.