La planeación financiera es un ejercicio presente de tomar control y direccionar acción.
Luego de 18 años de vender de mala gana el futuro, llego a esta conclusión. La industria financiera se mide en Activos Bajo Administración, entre mas activos, y entre mas grueso sea el flujo periódico que los refuerce, mayor será la base comisionable, aparte de que mayor será el ticket del trade, o el ingreso por transacción en la compra de instrumentos financieros del mismo sistema. De ahí que vender el futuro sea un negocio rentable, obsesionarnos con la acumulación, un negocio que se basa en el miedo, que enraíza sus fundamentos en la incomoda incertidumbre, la cual no queremos asumir los seres humanos.
Tenemos miedo. El futuro nos genera ansiedad, y la incertidumbre es un componente insoportable en este mundo racional, dónde el control del futuro es “éxito”: Todo claro, medido y parameterizado, dominios de la razón, que calman el alma, pues, en nuestra inmensa prepotencia, creemos que con la adecuada información y el dinero suficiente, podremos saciar el espíritu. Lejos estamos de eso. Somos incapaces de ver que el control que debemos tomar, es el control del presente, de nuestra realidad actual cierta, sea cual sea.
Ilusiones futuras: Una apartamento mas grande, un portafolio de inmuebles rentando, que subsidien los gastos; una casa en los suburbios, un ingreso pasivo, libertad financiera express, BMW, Maserati, Ferragamo, yate en la bahía, #mentemillonaria. Unos implantes 36D que atraigan las miradas de cautos e incautos, un merecido sugardaddy, #bendecidayafortunada, alta rentabilidad, corto plazo, bajo riesgo, alta liquidez, los tres pasos, las dos fórmulas, los cuatro secretos, #libertadfinanciera. Cualquiera sea su sueño, no lo juzgo, está en el futuro, no es real.
Memorias pasadas: Hay rabia, nostalgia, arrepentimiento, rencor, dolor, y si, alegría del pasado, pero ¿que hay del presente? ¿Que estamos haciendo en el único escenario que podemos conscientemente influenciar? Hoy. El idealismo del sueño nos anestesia, pero en el fondo siembra una semilla de desesperanza, una semilla que hace vernos en nuestra vergüenza diametralmente lejos de ese ideal de la revista del supermercado. El pasado nos ancla, nos hace escapar de la realidad cuándo pensamos en lo positivo y nos justifica cuando recordamos lo negativo. No queremos sentir el presente, no queremos cuestionarnos, no queremos buscar. La apatía light de un café latte o un té chai en el local de moda nos da el fix necesario para continuar echándonos cuento, de anestesiarnos y volver pronto a marcar tarjeta en un trabajo de mierda que no genera pasión alguna.
Tomar control de mis circunstancias, las que me trajeron donde estoy hoy, de mi pasado. Tomar control de mi presente de mi realidad por dura que sea por disímil frente al sueño infantil de un día, es tomar control de mis deudas, de lo que estoy haciendo para generarle valor a la sociedad, tomar control de mi presupuesto, tomar control de mis gastos y de mis decisiones conscientes de consumo. Tomar control de mis ahorros, de mis activos, gestionarlos, crearle valor a la sociedad con ellos. Tomar control de mi dinero, y de cómo este afecta mi relacionamiento con mis seres queridos y los no tanto. Tomar control del miedo que no es más que una fantasía futura inútil que paraliza.
Direccionar acción a un propósito, un propósito cualquiera pero un propósito que mueva la aguja que den ganas de saltar de la cama cada mañana, así mañana descubra que es otro, que es el mismo de otra forma, pero a un propósito que guie mi actuar, que me genere pasión que haga que los demás perciban el fuego en mis ojos y en mi corazón. Cada acción presente con sentido, enfocada en ese propósito, direccionar con pasión, con entusiasmo, con actitud, con alegría, con dignidad, cada acción, cada decisión, sabiendo que el resultado será incierto, que podré perder, que las cosas podrían no salir como lo he pensado, pero que nada, absolutamente nada podrá frenar mi capacidad de generarle valor a la sociedad, por que con el control de mis circunstancias y decidiendo que mis acciones estén direccionadas, guiadas a mi propósito, la incertidumbre, no será más que una realidad parte del juego que no tendrá fuerza sobre mi.
Por esto creo que la planeación financiera es un ejercicio presente de tomar control y direccionar la acción.
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