
Una nueva realidad
Si usted nació entre 1970 y 1990 es muy probable que alcance a ver mas de noventa velas en su torta de cumpleaños. Esto es una realidad que nos cuesta mucho entender, pues no vemos hoy muchas personas que lleguen a ese "onomástico".
La razón es que en 1930, la expectativa de vida no llegaba ni siquiera a los setenta años, las enfermedades como la poliomielitis, el sarampión, la viruela, por nombrar algunas, amenazaban la vida de los infantes y la mortalidad era impresionante. Aquellos que lograron sobrevivir a esas enfermedades, igual quedaron con secuelas y su organismo les pasó cuenta de cobro mas adelante en la línea de la vida, sumándole a la estadística un registro de corta expectativa de vida mas.
Una persona que tiene hoy 90 años, tiene una historia muy diferente a la nuestra, sobrevivió guerras, hambrunas, pandemias que fueron verdaderas catástrofes, bajo acceso a sistemas óptimos de salud, entre otras muchas dificultades le fueron pasando factura. Quién vive hoy su novena década de vida es realmente un héroe.
Diferente es nuestra historia. Acceso a salud, nuevas vacunas, agua potable, y en general mejores condiciones de vida. Los que nacimos después de la década de los 70´s tuvimos la fortuna de desarrollarnos en un entorno totalmente diferente, y es por esta razón que múltiples estudios (sólo haga una simple búsqueda de estudios demográficos en google) nos permiten prever una realidad diferente en nuestra adultez mayor.
Mejor calidad de vida
No sólo llegaremos a edades impensadas, sino que lo haremos con calidad de vida. Jay-z, lo dijo en su canción: los 30 's son los nuevos 20' s, y aplica para todas las etapas, vemos como personas de sesenta años hoy están llenas de vida, incluso personas de 70 y hasta 80 todavía se ven llenas de vitalidad.
Esto genera un fenómeno global que se conoce como “la revolución de las canas”, personas, que al cumplir los sesenta años, llenos de vida, que bajo los esquemas patriarcales del status quo son “retiradas” de la sociedad. Hoy la discriminación por edad, que se conoce como “edadismo” acompaña de cerca a la discriminación sexual, de raza o religión, es otra enfermedad más de nuestra neurótica sociedad.
Solo revise cuántas personas mayores de 60 hoy están presentes de manera activa en el devenir económico de su día a día. Están vivos sí, pero retirados y discriminados, enfrentan la exclusión social llevándolos a la depresión y el sin sentido. Es una pandemia de la cual casi nadie habla.
¿Qué será de nosotros cuándo alcancemos esa edad? No lo pensamos, claro, porque estamos en nuestro prime productivo, y nos enfocamos en lidiar con los desafíos propios de nuestra edad. Desafíos que también son diferentes. En la actualidad la gente que se esta pensionando, lo hace luego de haber experimentado una vida laboral “estable” con uno, máximo tres trabajos.
¿Cuántos trabajos ha tenido usted? Seguro entrados los 40 ya ha trabajado en mas de cuatro empresas, y sigue arreglando su hoja de vida y usando con "fé de carbonero" plataformas como Linkedin, con la esperanza de seguir vigente y siendo atractivo para cada vez mas baja oferta laboral que se le presenta.
El impresionante saludo que a nadie impresiona “Hola… ¿y en que andas hoy? ¿Dónde estás hoy?” A nadie impresiona porque se ha normalizado el hecho de que una persona sea definida por un trabajo, que cambia a un ritmo que se hace casi lógico que para cuándo se vuelva a ver ya estará definido por otro cargo, muy seguramente en otra empresa.
Y ni hablar de quedarse sin trabajo, lo que genera una marca social de “desempleado” con la cual, se acostumbra responder a esa pregunta con ansiedad, como si estuviésemos contaminados de alguna enfermedad: “No pues me estoy tomando un tiempo… mirando opciones” Frase que esconde inútilmente una obviedad “Estoy cagado de miedo, no sé dónde me pueda volver a emplear”
Modelo “empleo”
El modelo de trabajo, en dónde un empleador asume una carga laboral absurda, que busca optimizar a toda costa, con jornadas laborales extenuantes y demanda exprimir ese “recurso humano” a tope, ha hecho de la vida corporativa una pesadilla para todas las partes, no propone dinámicas atractivas ni para el empleador ni mucho menos para el empleado. Se nos va la vida respondiendo inocuos e mails que inundan nuestra bandeja de entrada y se adueñan de nuestra agenda, dejando siquiera espacio para dedicarle a la vida misma.
Fenómenos como la muerte por agotamiento laboral, acuñado en la realidad social japonesa con el término “karoshi” no es exclusivo de ese país. Agotados llegamos a nuestro hogar a descargar toda la frustración en nuestros seres queridos, quienes sufren las consecuencias de este ritmo frenético y neurótico de lo que llamamos “modelo económico”, neuróticos, burnout, muertos en vida, zombies.
Los colegios y las universidades se han convertido en fábricas de mano de obra eficiente, estandarizada para lo que el competitivo mundo empresarial solicita. Humanos estandarizados con los conocimientos demandados por el mercado, marcados que exigen sellos de MBA en sus currículos, se presentan como solución al competitivo mundo laboral, mientras llena los bolsillos de ambiciosas instituciones educativas y financieras que facilitan con altas tasas, los absurdos costos que implica mejorar el “perfil laboral”, que se convierte en un perro buscando cogerse la cola, ya que la demanda de competencias incrementa exponencialmente con el mismo desarrollo de las economías.
La pensión
Compramos el modelo que nos vendieron con amor (pero ingenuamente) nuestros padres de la vida en tres actos: Estudie, trabaje y pensionese.
La pensión como ese santo grial tan anhelado, en donde la promesa de “empezar a vivir” se persigue ciegamente. El ideal de llegar a ese día dónde no tengamos que posar nuestra cabeza bajo la blancuzca luz de neón que invade el cubículo de 2x2 al que llamamos oficina, nos drena la vida misma que si tenemos.
Esclavos del “salario” que nos genera una adicción superior a la que podría generar la heroína o los carbohidratos, se pasan los días con la esperanza de que de alguna manera milagrosa lleguemos a experimentar un ingreso seguro, garantizado y sin trabajar. El “dorado” de la pensión.
Pero los números no dan. Los sistemas de seguridad social han comprobado una y otra vez su ineficacia, interminables reformas pensionales que ocupan el tiempo de estadistas, técnicos y leguleyos que creen poder encontrar camino a dicho estado ideal, mientras justifican su propia incapacidad y buscándole salida a sus propios esquemas de jubilación especial como servidores públicos para seguirle haciendo hueco al erario público a cargo de la fuerza laboral real, que batalla día a día en la calle.
Usted y yo financiamos las pensiones de los funcionarios públicos, quienes tienen el poder de manipular las reformas pensionales a su favor. “El dorado”, sí, pero para un puñado de corruptos que tienen la capacidad de redactar decretos y leyes a su favor, con cargo a los salarios que tanto cuidamos.
La pensión se ha convertido en un mito urbano, de la que hablan, con queja unos cuantos viejos afortunados, a quienes la vida, por algún motivo les repartió ases en la mano que recibieron. La suerte de unos pocos.
¿Despertamos?
La realidad llega sin vaselina. Agotados nos estamos revelando, cada vez somos más los que despertamos y decidimos hacernos cargo de nuestro propio bienestar. Este mes se presentó en Estados Unidos la cifra récord de renuncias voluntarias mas alta en toda la historia de ese país, según la Oficina de Estadísticas Laborales, mas de 4.4 millones de personas pasaron la carta de renuncia en Septiembre de 2021, lo que da cuenta de esta nueva conciencia, motivada tal vez por la pandemia del COVID 19 nuevos cuestionamientos y actos de valentía han hecho que digamos ¡ no mas ! No viviremos zombies, en un trabajo que no nos motiva, bajo un sistema al que no le importamos.
Actuando a pesar del miedo y la incertidumbre hombres y mujeres, ex - empleados han decidido tomar las riendas financieras de su propia vida, algo les quedará de pensión, pero son conscientes de que el camino al bienestar de esta vida longeva está en sus manos.
Nos enfrentamos entonces a una paradoja, en dónde necesitaremos generar mas ingresos en un entorno en donde la marca de “empleado” que tanta estabilidad traía nuestro flujo financiero, se hace cada vez mas inviable.
Crecer Patrimonialmente
¿Qué hacer entonces en una época en dónde tenemos la posibilidad de vivir más y mejor, pero se nos dificulta cada vez mas el acceso a esquemas de compensación salarial dentro del mercado laboral?
Es fundamental empezar a construir estrategias de gestión patrimonial que nos permitan generar valor a la sociedad, y nos aseguren unos ingresos y un crecimiento constante.
Para definir el concepto de “crecimiento patrimonial” primero debemos definir qué es el patrimonio.
Etimológicamente, Patrimonio significa “legado de los padres”. Según la Real Academia Española, el patrimonio, jurídicamente es “El conjunto de bienes pertenecientes a una persona susceptibles de estimación económica”.
El patrimonio podría decirse entonces que es todo lo que “tengo”, pero también todo lo que “soy”. Para crecer entonces tengo dos factores productivos: Los activos que generan valor o se valorizan y mi propia capacidad de generar valor con lo que hago. Yo los llamo Capital Humano y Capital Financiero.
P=HK+KF
Crecer patrimonialmente, no sólo hace referencia a invertir, o buscar generar mas ingresos. Fundamentalmente el crecimiento patrimonial se da cuándo estratégicamente gestionamos lo que tenemos y lo que somos, es un crecimiento que se refleja en el balance financiero, pero también en nuestra propia experiencia de vida, un crecimiento personal. Así pues tomamos ese patrimonio y buscamos optimizarlo, capitalizarlo, valorizarlo y administrarlo.
El crecimiento patrimonial es un ejercicio donde la suma de nuestros activos cada vez es mayor, pero también es mayor nuestra propia capacidad de generarle valor a la sociedad con lo que hacemos, y que hoy debe ser repensado: Nuevos emprendimientos, servicios, cooperaciones. Haciendo uso del Capital Financiero, pero sobre todo del Capital Humano.
Esto se puede expresar matemáticamente en la fórmula financiera de valor futuro VF= VP*((1+i)^n)+(p*((1-i)^n)-1)/i), en dónde este crecimiento se dá en la medida en que el Valor Presente (Lo que tenemos y lo que somos) se estima a un interés, elevado a un tiempo, mas un aporte periódico de capitalización (p) elevado a su vez a las mismas variables de tiempo e interés. Para crecer patrimonialmente contamos con nuestros activos pero también con nosotros mismos, sumado a que la única variable exponencial está a nuestro favor: El tiempo.
Está a nuestro favor si empezamos hoy mismo a concebir Estrategias de Gestión Patrimonial tanto para nuestro Capital Financiero como para nuestro Capital Humano. Estrategias que se soportan en un diagnóstico actual y unos objetivos claramente identificados.
Para crecer los activos productivos, tenemos las finanzas, para crecer el capital humano tenemos múltiples herramientas representadas en diversas maneras de terapia todas para el alma, vivimos una época excepcional en dónde la consciencia está despertando, y estamos buscando. Estamos buscando nuestro sentido, nuestro propósito, estamos buscando formas de sanar y liberar nuestro potencial económico y de generación de valor a la sociedad.
Podría decirse que en la Gestión Patrimonial, la planeación financiera es al balance financiero, como la terapia es al alma. Sano mi bolsillo, sano mi alma, sube la energía, crezco patrimonialmente.
Empezar hoy mismo, a planear estratégicamente la gestión de nuestro patrimonio es la salida a esta hermosa oportunidad de vivir mas tiempo con más calidad de vida.
¡ Empieza la tarea !